lunes, 9 de noviembre de 2009

LA HISTORIA SE TRANSFORMA


TEXTO DE MARCOS 13, 24-32

El regreso del Hijo del hombre
24 »Cuando haya pasado ese tiempo de sufrimiento, el sol se pondrá oscuro; la luna dejará de brillar.
25 Las estrellas se caerán, y temblarán los poderes del cielo.
26 »Entonces me verán a mí, el Hijo del hombre, venir en las nubes del cielo con mucho poder y gloria.
27 Y enviaré por todo el mundo a mis ángeles, para que reúnan a mis seguidores.

La lección de la higuera


28 »Aprendan la enseñanza que da la higuera. Cuando a este árbol le salen ramas tiernas y hojas nuevas, ustedes saben que ya se acerca el verano. 29 Del mismo modo, cuando vean que todo está pasando como les he dicho, sabrán que pronto vendré de nuevo. 30 Les aseguro que todo esto pasará antes de que mueran algunos de los que ahora están vivos. 31 El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras permanecerán para siempre.


COMENTARIO

La historia se transforma, no se aniquila
-Autor: Fray Miguel de Burgos Núñez-


1. El evangelio de hoy forma parte del discurso apocalíptico de Marcos con que se cierra la actividad de Jesús, antes de entrar en la pasión. Es propio de la liturgia con la que culmina el año litúrgico usar esos textos apocalípticos que plantean las cuestiones finales, escatológicas, del mundo y de la historia. Jesús no fue muy dado a hablar de esta forma, pero en la cultura de la época se planteaban estos asuntos. Por ello le preguntan sobre el día y la hora en que ha de terminar este mundo. Jesús –según Marcos-, no lo sabe, no lo dice, simplemente se recurre al lenguaje simbólico de los apocalípticos para hablar de la vigilancia, de estar alertas, y de mirar “los signos de los tiempos”. No podemos negar que aquí hay “palabras” de Jesús, pero hoy se reconoce que la comunidad primitiva, algunos círculos de profetas-apocalípticos, cultivaron estos dichos de Jesús y los acomodaron a su modo de vivir en una itinerancia constante y en la adversidad y el rechazo de su mensaje de Dios.


2. Tenemos que reconocer que Mc 13, lo que se llama el apocalipsis sinóptico, se presta a muchas interpretaciones de distinto perfil histórico, literario y teológico. Se reconoce que no es propiamente de Jesús, sino de los cristianos que, ante una crisis, de guerra, de persecución, escribieron este texto. Pusieron palabras de Jesús que se mantenían en la tradición para tratar de afrontar los problemas que se presentaban para judíos y cristianos. Es posible que la base del mismo pueda explicarse en la crisis de Calígula el 40 d. C., en tiempos de Petronio, legado de Siria, para llevar a cabo la orden de poner una estatua del emperador en el templo para ser adorado como dios. Esta es una hipótesis entre otras, pero razonable. No obstante no todo el texto se explica en este momento. Posteriormente y separados ya judíos y cristianos, se vuelve sobre este texto ante nuevas dificultades. Las opiniones son muy diversas y, a veces, extravagantes. El cristianismo primitivo estuvo muy influenciado por la corriente apocalíptica. Esto no se niega. Pero la solución de la historia y de la vida de los hombres no debería tomarse al pie de la letra todo esto. Pero una cosa sí es cierta: ante la tiranía todo los hombres de cualquier clase y religión estamos llamados a resistir en nombre de Dios.


3. Los signos de los tiempos siempre han sido un criterio profético de discernimiento de cómo vivir y de qué esperar. ¿Por qué? Porque los profetas pensaban que Dios no había abandonado la historia a una suerte dualista donde la maldad podría imponerse sobre su proyecto de creación, de salvación o liberación. Pero los signos de los tiempos hay que saberlos interpretar. Es decir, hay que saber ver la mano de Dios en medio del mundo, en nuestra vida personal y en la de los demás. La historia se “transforma” así, no acaba ni tiene por qué acabar de buenas a primeras con una catástrofe mundial. Y Dios interviene en la historia “por nosotros” y nunca “contra nosotros”. De la misma manera que el anuncio del “reino de Dios” por parte de Jesús -su mensaje fundamental, es una convicción de su providencia y de su fidelidad a los hombres que hacen la historia.


4. Cierto tipo de mentalidades siempre han creído y propagado que el final del mundo vendrá con una gran catástrofe en la que todo quedará aniquilado. Pero eso no nos obliga necesariamente a creer que eso será así. Dios tiene sus propios caminos y sus propias maneras de llevar hacia su consumación esta historia y nuestra vida. El discurso está construido sobre palabras de Daniel 7,13-14 en lo que se refiere a venida del Hijo del Hombre. Sin embargo, en los términos más auténticos de Jesús se nos invita a mirar los signos de los tiempos, como cuando la higuera echa sus brotes porque el verano se acerca; a descubrir un signo de lo que Dios pide en la historia. Dios tiene sus propios caminos para poner de manifiesto que en esta historia nada pasa desapercibido a su acción y de que debemos vivir con la espera y la esperanza del triunfo del bien sobre el mal; que no podemos divinizar a los tiranos ni deshumanizar a los hijos de Dios. Los tiranos no pueden ser dioses, porque todos los hombres son “divinos” como imagen de Dios. Así es como se transformará esta historia a imagen del “reinado de Dios” que Jesús predicó y a lo que dedicó su vida.

2 comentarios:

David Tres dijo...

Me sorprende como muchas de las personas ven únicamente lo malo en las lecturas que tienen un lenguaje apocalíptico y por tanto, se pierden la belleza que éste mensaje puede tener.

Yo me quiero centrar en dos versículos: el 27, donde Jesús dice que enviará a sus ángeles para reunir a sus seguidores y el versículo 31, que habla sobre como su palabra permanecerá.

El versículo 27 me confronta y me hace pensar sobre si soy o no un verdadero seguidor de Jesús; si estoy listo; si Él le diría a sus ángeles que me llamen a mi para reunirme junto a sus demás seguidores. Me hace reflexionar y darme cuenta que hay cosas que tengo que mejorar, para estar verdaderamente listo...

El versículo 31, me llena de ALEGRÍA y de ESPERANZA!!! Con esa afirmación Jesús me y nos dice que Él será siempre fiel, que lo que Él dice es así y no de otro modo, que Él siempre estará porque nos ama. Encontrarse con Jesús y saber que Él nunca nos abandonará, es la Buena Noticia del Evangelio.

Debo trabajar en ser fiel a Jesús, como Él lo es conmigo, para ser un verdadero seguidor.

Ricardo Rdodríguez, sdb dijo...

Está de moda en estos días, gracias a las grandes superproducciones de Hollywood, esperar el fin del mundo cargado de terremotos, lluvia de meteoritos o un gigantesco maremoto que acabará con el fin de nuestra historia....nada más lejos de nuestra esperanza cristiana. Como Hijos de Dios, confiamos en nuestro Padre que no acabará con la creación, no la destruirá, porque para Él todo es bueno ante sus ojos. El fin desde nuestra Fe, será el encuentro definitivo, real, y maravilloso con Cristo, nuestro Cielo. No nos dejemos engañar, viendo el fin del mundo cada vez que tiembla o algo se sale de control. Más bien preocupémonos por acrecentar nuestro amor por Cristo y el servicio a los hermanos, para que Él nos encuentre trabajando, en vela, realizándonos como personas, construyendo un mundo más justo; así el fin, la llamada definitiva de Cristo, nos llenará de alegría cuando por fin veamos realizada nuestra esperanza...no tengamos miedo a estas corrientes de pensamiento que alertan sobre el fin del mundo, más bien tengamos miedo de no servir con alegría a nuestro Señor Jesucristo, razón de nuestra existencia.