miércoles, 27 de enero de 2010

Ser profetas del PROFETA.

Evangelio de Lucas 4, 21-30

21 Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído
22 Todos hablaban bien de Jesús, pues se admiraban de lo agradables que eran sus enseñanzas. La gente preguntaba:
—¿No es este el hijo de José?
23 Jesús les respondía:
Sin duda ustedes me recitarán este dicho: “¡Médico, primero cúrate a ti mismo!”
»Ustedes saben todo lo que he hecho en Cafarnaúm, y por eso ahora me pedirán que haga aquí lo mismo. 24 Pero les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propio pueblo. 25 Hace muchos años, cuando aún vivía el profeta Elías, no llovió durante tres años y medio, y la gente se moría de hambre. 26 Y aunque había en Israel muchas viudas, Dios no envió a Elías para ayudarlas a todas, sino solamente a una viuda del pueblo de Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón. 27 En ese tiempo, también había en Israel muchas personas enfermas de lepra, pero Eliseo sanó solamente a Naamán, que era del país de Siria.
28 Al oír eso, los que estaban en la sinagoga se enojaron muchísimo. 29 Entonces sacaron de allí a Jesús, y lo llevaron a lo alto de la colina donde estaba el pueblo, pues querían arrojarlo por el precipicio. 30 Pero Jesús pasó en medio de ellos, y se fue de Nazaret.





Comentario
  •    Para liberarnos…
Todas y todos los que seguimos a Jesús hemos experimentado, en algún momento, que la frase del evangelio: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír", se hacía realidad. En un momento comunitario especial, en la oración, en una decisión importante, en un momento personal difícil, en la vida cotidiana,… la liberación no es una cosa de los textos teológicos y bíblicos, sino que sabemos, se hace vida en la de cada uno. Eso es lo que anunció aquel día Jesús en la sinagoga de su propio pueblo, lo escuchamos el domingo pasado. Aunque parece que a sus paisanos no les acabó de hacer mucha gracia.
También suena esta palabra en el texto de Jeremías y en el salmo propuesto para hoy. El profeta es escogido para anunciarla al pueblo pero antes, cómo no, debía experimentar que el encuentro con Yahvé lo liberaba a él mismo.
¿Somos conscientes, en nuestra propia vida, de aquello de lo que necesitamos ser liberados? ¿Vivimos de “liberaciones pasadas” o intentamos que se produzcan de nuevo en nuestra andadura cotidiana? ¿Nos comprometemos de verdad en la liberación de los demás?
  •   …Nos escogió
Posiblemente sea también una experiencia común entre los creyentes. Dios, Padre y Madre, nos ha escogido, nos ama y quiere una respuesta similar de nuestra parte. No usa el teléfono ni el correo electrónico o el Facebook, pero bastará mirar un poco a nuestro pasado para reconocer qué persona o por qué medio se hizo presente en nuestra vida y nos hizo saber que contaba con nosotros.
    Como el profeta nos relata tan bellamente: “Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré”. Pero, esta llamada, esta elección no es única ni individual. Se re-produce continuamente en nuestras vidas y se da y desarrolla en comunidad. Y por eso somos, como Jeremías, convocados para ser algo en relación con los demás.
    ¿Seguimos sintiendo la llamada a ser sus testigos? ¿Hemos dejado languidecer su invitación a seguirle? ¿Intentamos responder cada día, en lo cotidiano y en los grandes proyectos?





  •   Y sí, hoy se cumple
Y parece que lo que debe cumplirse, al fin y al cabo es el amor. Y por eso, no solo se cumplió aquel día en Nazaret, sino también entre los Corintios, a pesar de sus dificultades, y en la propia vida de Jeremías. Porque cuando nos hacemos conscientes de que nuestras vidas no tienen más sentido que el Amor, es entonces cuando respondemos a la llamada de Dios y cuando, verdaderamente nos sentimos libres y podemos provocar la liberación de los demás. 

martes, 19 de enero de 2010

A TODAS las personas que Aman a Dios

Evangelio Lc 1, 1-4; 4, 14-21
1
1-4 Muy distinguido amigo Teófilo:
Usted bien sabe que muchos se han puesto a escribir informes acerca de las cosas que han pasado entre nosotros. Las escribieron tal como nos las contaron quienes estuvieron con Jesús desde el principio. A ellos, Jesús los mandó a anunciar su mensaje.
Yo también he estudiado con mucho cuidado todo lo sucedido, y creo conveniente ponerlo por escrito, tal y como sucedió. Así, usted podrá saber si le han contado la verdad.
4
Jesús comienza su trabajo
14-15 Jesús regresó a la región de Galilea lleno del poder del Espíritu de Dios. Iba
de lugar en lugar enseñando en las sinagogas, y toda la gente hablaba bien de él. Y
así Jesús pronto llegó a ser muy conocido en toda la región. 16 Después volvió a
Nazaret, el pueblo donde había crecido.
Un sábado, como era su costumbre, fue a la sinagoga. Cuando se levantó a leer, 17
le dieron el libro del profeta Isaías. Jesús lo abrió y leyó:
18 «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, 
para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados 
19 y para anunciar a todos que: “¡Este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”»

20 Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los que estaban
en la sinagoga se quedaron mirándolo. 21 Entonces Jesús les dijo: «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.»


Comentario
Lucas inicia su evangelio, su Buena Noticia, diciéndonos tres cosas fundamentales:

  1. 1.   Su escrito va dirigido a Teófilo.  Teófilo, más allá de ser una persona concreta, viene a ser un mensaje para aquellos que aman (filos) a Dios (Teos).  Por lo tanto, Lucas dirige su mensaje a todos aquellos que aman a Dios.  Pero me gustaría hacer un énfasis particular en el TODOS y en el AMAN; ya que ahora (a partir de Jesús) la salvación, la Buena Noticia, es para TODOS, ya no sólo para algunos, sino para todos.  Y deteniéndonos también en los que aman a Dios…  Seremos nosotros uno de ellos?  Seremos nosotros esos TEOFILOS???
  2. 2.  Lucas nos menciona que ha habido otros escritos previos al suyo… que otros también han compartido este hecho o conjunto de hechos, este acontecimiento que es Jesús y su Buena Noticia.
  3. 3.  El quiere compartir con nosotros lo que él ha visto, escuchado y tocado; lo que él ha podido constatar, para así poder transmitirlo fielmente en su escrito y así nosotros podamos constatar esa VERDAD.
En cuanto al capítulo 4… Es precioso lo que sucede.  Lucas nos narra que Jesús vuelve a Galilea y a Nazaret, lleno del Espíritu Santo… y es a partir de ese momento que Jesús inicia su trabajo, su evangelización, su vida pública. 
  
Y Jesús como todo hombre adulto, podía leer en la Sinagoga… pero con Jesús, sucedió algo… Al leer el texto de Isaías, que pasa?  Cómo inicia el texto? “El Espíritu de Dios está sobre mí”. Así que desde el principio del texto de Isaías, empezamos a darnos cuenta que Él que lee está haciendo realidad el texto de Isaías.  Y por eso finaliza diciendo “Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído”.
 
Es con Jesús que se inaugura el tiempo de Salvación del Señor!! Es con Jesús que el Dios de la Vida, decide hacerse uno de nosotros y darle un nuevo giro a los seres humanos, decirles que no hay porque temer, ya que hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.   Jesús se presenta como la respuesta, como el CAMINO, VERDAD y VIDA. 


Pero no queda todo allí.  Nosotros también somos cristianos y por consiguiente también el Espíritu de Dios está sobre nosotros, gracias a nuestra vida Sacramental… Así que nosotros somos los encargados de seguir llevando el mismo mensaje de Jesús, de seguir llevando esperanza a tantos que sufren y de seguir llevando la salvación a aquellos que están alejados de Dios. 







Es el momento, de que todos los que amamos a Dios, testifiquemos al mundo que su amor nos hace libres y nos llena de vida, para que así muchos pobres se sientan ricos por el gran amor que Dios les da; los ciegos vean a través de nosotros al Dios que se les hace invisible; los prisioneros se sientan libres gracias a su Dignidad de Hijos de Dios y los maltratados se sientan acogidos y abrazados por el amor de Dios y de la Iglesia.

martes, 12 de enero de 2010

LLENAR LA RELIGIÓN DE ALEGRÍA Y VIDA

EVANGELIO DE JUAN 2, 1-11

Jesús convierte agua en vino
1 Tres días después María, la madre de Jesús, fue a una boda en un pueblo llamado Caná, en la región de Galilea. 2 Jesús y sus discípulos también habían sido invitados. 3 Durante la fiesta de bodas se acabó el vino. Entonces María le dijo a Jesús: —Ya no tienen vino.
4 Jesús le respondió:

Madre, ese no es asunto nuestro. Aún no ha llegado el momento de que yo les diga quién soy.
5 Entonces María les dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Jesús les diga.»
6 Allí había seis grandes tinajas para agua, de las que usan los judíos en sus ceremonias religiosas. En cada tinaja cabían unos cien litros. 7 Jesús les dijo a los sirvientes: «Llenen de agua esas tinajas.»
Los sirvientes llenaron las tinajas hasta el borde. 8 Luego Jesús les dijo: «Ahora, saquen un poco y llévenselo al encargado de la fiesta, para que lo pruebe.» Así lo hicieron. 9 El encargado de la fiesta probó el agua que había sido convertida en vino, y se sorprendió, porque no sabía de dónde había salido ese vino. Pero los sirvientes sí lo sabían. Enseguida el encargado de la fiesta llamó al novio 10 y le dijo: «Siempre se sirve primero el mejor vino, y luego, cuando ya los invitados han bebido bastante, se sirve el vino corriente. Tú, en cambio, has dejado el mejor vino para el final.» 11 Jesús hizo esta primera señal en Caná de Galilea. Así empezó a mostrar el gran poder que tenía, y sus discípulos creyeron en él.

COMENTARIO


Evangelio: Juan (2,1-11): Llenar la religión de alegría y vida
1. El evangelio de hoy nos propone el relato de las bodas de Caná como el primer signo que Jesús hace en este evangelio y que preanuncia todo aquello que Jesús realizará en su existencia. Podríamos comenzar por una descripción casi bucólica de una fiesta de bodas, en un pueblo, en el ámbito de la cultura hebrea oriental. Así lo harán muchos predicadores y tienen todo el derecho a ello. Pero el evangelio de Juan no se presta a las descripciones bucólicas o barrocas. Este es un relato extraño que habla de unas bodas y no se ocupa, a penas, de los novios. La novia ni se menciona. El novio solamente al final para reprocharle el maestresala que haya guardado el vino bueno. La “madre y su hijo” son los verdaderos protagonistas. Ellos parecen, en verdad, “los novios” de este acontecimiento. Pero la madre no tiene nombre. Quizás la discusión exegética se ha centrado mucho en las palabras de Jesús a su madre. “¿qué entre tú y yo”? o, más comúnmente. “¿qué nos va ti y a mi”? Y el famoso “aún no ha llegado mi hora”. Cobra mucha importancia el “vino” que se menciona hasta cinco veces, ya que el vino tiene un significa mesiánico. Y, además, esto no se entiende como un milagro, sino como un “signo” (semeion), el primero de los seis que se han de narrar en el evangelio de Juan.


2. La fuerza del mensaje del evangelio de este domingo es: Jesús, la palabra de vida en el evangelio joánico, cambia el agua que debía servir para la purificación de los judíos -y esto es muy significativo en el episodio-, según los ritos de su religión ancestral, en un vino de una calidad proverbial. El relato tiene unas connotaciones muy particulares, en el lenguaje de los símbolos, de la narratología y de la teología que debemos inferir con decisión. El “tercer día” da que pensar, pues consideramos que es una expresión más teológica que narrativa. El tercer día es el de la pascua cristiana, la resurrección después de la muerte. No es, pues, un dato estético sino muy significativo. También hay una expresión al tercer día en el Sinaí (Ex 19,11) cuando se anuncia que descendería Yahvé, la gloria de Dios.


3. La teología del evangelio de Juan quiere poner de manifiesto, a la vez, varias cosas que solamente pueden ser comprendidas bajo el lenguaje no explícito de los signos. Jesús y su madre llegan por caminos distintos a estas bodas; falta vino en unas bodas, lo que es inaudito en una celebración de este tipo, porque desprestigia al novio; la madre (no se nos dice su nombre en todo en relato, ni en todo el evangelio) y Jesús mantienen un diálogo decisivo, cuando solamente son unos invitados; incluso las tinajas para la purificación (eran seis y no siete) estaban vacías. Son muchos vacíos, muchas carencias y sin sentidos los de esta celebración de bodas. El “milagro” se hace presente de una forma sencilla: primero por un diálogo entre la madre y Jesús; después por la “palabra” de Jesús que ordena “llenar” las tinajas de unos cuarenta litros cada una.


4. María actúa, más que como madre, como persona atenta a una boda que representa la religión judía, en la que ella se había educado y había educado a Jesús. No es insignificante que sea la madre quien sepa que les falta vino. No es una boda real, ni un milagro “fehaciente” lo que aquí se nos propone considerar primeramente: es una llamada al vacío de una religión que ha perdido el vino de la vida. Cuando una religión solamente sirve como rito repetitivo y no como creadora de vida, pierde su gloria y su ser. Jesús, pues, ante el ruego de las personas fieles, como su madre, que se percatan del vacío existente, adelanta su hora, su momento decisivo, para tratar de ofrecer vida a quien la busca de verdad. Su gloria no radica en un milagro exótico, sino en salvar y ofrecer vida donde puede reinar el vacío y la muerte. Esa será su causa, su hora y la razón de su muerte al final de su existencia, tal como interpreta el evangelio de Juan la vida de Jesús de Nazaret. De una religión nueva surgirá una comunidad nueva.


5. Podríamos tratar de hacer una lectura mariológica de este relato, como muchos lo han hecho y lo seguirán haciendo. El hecho mismo de que este relato se haya puesto como el segundo de los “misterios de luz” del Rosario de Juan Pablo II es un indicio que impulsa a ello. Pero no debemos exagerar estos aspectos mariológicos que en el evangelio de San Juan no se prodigan, aunque contemos con la escena a los pies de la cruz (Jn 19,26-27) que se ha interpretado en la clave de la maternidad espiritual de María sobre la Iglesia. Nuestro relato es cristológico, porque nos muestra que los “discípulos creyeron en él”. Eso quiere decir que la mariología del relato (el papel de María en las bodas de Caná) debe estar muy bien integrada en la cristología. María en el evangelio de Juan puede muy bien representar a una nueva comunidad que sigue a Jesús (como el discípulos amado) y que ve la bodas de esos novios que se quedan sin vino como una lectura crítica de un “judaísmo” al que combaten “los autores” del evangelio de Juan. De ahí que la respuesta de Jesús a su madre en el relato, si lo hacemos con la traducción  más común: “¿qué nos va a ti y a mí?”, puede tener todo su sentido si el evangelista quiere marcar diferencias con un judaísmo que se está agotando como religión, porque ha perdido su horizonte mesiánico. Y unas preguntas finales: ¿y a nuestra religión qué le está sucediendo? ¿es profética; trasmite vida y alegría?.

jueves, 7 de enero de 2010

Necesitamos el Espíritu como “bautismo” para ser profetas del Reino que hemos de anunciar.

EVANGELIO DE LUCAS 3, 15-16. 21-22

15 Todos se admiraban y querían saber si Juan era el Mesías que esperaban. 16 Pero Juan les respondió:
—Yo los bautizo a ustedes con agua. Pero hay alguien que viene después de mí, y que es más poderoso que yo. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. ¡Yo ni siquiera merezco ser su esclavo!


Juan bautiza a Jesús
21 Cuando Juan terminó de bautizar a todos, Jesús vino y también se bautizó. Mientras Jesús oraba, el cielo se abrió 22 y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Luego se oyó una voz que desde el cielo decía: «Tú eres mi Hijo, a quien quiero mucho. Estoy muy contento contigo.»

COMENTARIO
Bautismo: ponerse en las manos de Dios
III.1. La escena del Bautismo de Jesús, en los relatos evangélicos, viene a romper el silencio de Nazaret de varios años (se puede calcular en unos treinta). El silencio de Nazaret, sin embargo, es un silencio que se hace palabra, palabra profética y llena de vida, que nos llega en plenitud como anuncio de gracia y liberación. El Bautismo de Jesús se enmarca en el movimiento de Juan el Bautista que llamaba a su pueblo al Jordán (el río por el que el pueblo del Éxodo entró en la Tierra prometida) para comenzar, por la penitencia y el perdón de los pecados, una era nueva donde fuera posible volver a tener conciencia e identidad de pueblo de Dios. Jesús quiso participar en ese movimiento por solidaridad con la humanidad. Es verdad que los relatos evangélicos van a tener mucho cuidado de mostrar que ese acto del Bautismo va a servir para que se rompa el silencio de Nazaret y todo el pueblo pueda escuchar que él no es un pecador más que viene a hacer penitencia; Es el Hijo Eterno de Dios, que como hombre, pretende imprimir un rumbo nuevo en una era nueva. Pero no es la penitencia y los símbolos viejos los que cambian el horizonte de la historia y de la humanidad, sino el que dejemos que Dios sea verdaderamente el “señor” de nuestra vida.


III.2. Es eso lo que se quiere significar en esta escena del Bautismo del evangelio de Lucas, donde el Espíritu de Dios se promete a todos los que escuchan. Juan el Bautista tiene que deshacer falsas esperanzas del pueblo que le sigue. El no es el Mesías, sino el precursor del que trae un bautismo en el Espíritu: una presencia nueva de Dios. Lucas es el evangelista que cuida con más esmero los detalles de la humanidad de Jesús en este relato del bautismo en el Jordán, precisamente porque es el evangelista que ha sabido describir mejor que nadie todo aquello que se refiere a la Encarnación y a la Navidad.  No se duda en absoluto de la historicidad del bautismo de Jesús por parte de Juan, pero también es verdad que esto, salvo el valor histórico, no le trae nada a Jesús, porque es un bautismo de penitencia.


III.3. Jesús sale del agua y “hace oración”. En la Biblia, la oración es el modo de comunicación verdadera con Dios. Jesús, que es el Hijo de Dios, y así se va a revelar inmediatamente, hace oración como hombre, porque es la forma de expresar su necesidad humana y su solidaridad con los que le rodean. No se distancia de los pecadores, ni de los que tensan su vida en la búsqueda de la verdadera felicidad. Por eso mismo, a pesar de que se ha dicho muy frecuentemente que el bautismo es la manifestación de la divinidad de Jesús, en realidad, en todo su conjunto, es la manifestación de la verdadera humanidad del Hijo de Dios. Diríamos que para Lucas, con una segunda intención, el verdadero bautismo de Jesús no es el de Juan, donde no hay diálogo ni nada. Incluso el acto de “sumergirse” como acción penitencial en el agua del Jordán pasa a segundo término. Es la oración de Jesús la que logra poner esta escena a la altura de la teología cristiana que quiere Lucas.


III.4. El bautismo de Jesús, en Lucas, tiene unas resonancias más proféticas. Hace oración porque al salir del agua (esto se ha de tener muy en cuenta), y estando en oración, desciende el Espíritu sobre él. Porque es el Espíritu, como a los verdaderos profetas, el que cambia el rumbo de la vida de Jesús, no el bautismo de penitencia de Juan. Lucas no ha necesitado poner el diálogo entre Juan y Jesús, como en Mt 3,13-17, en que se muestra la sorpresa del Bautista. Las cosas ocurren más sencillamente en el texto de Lucas: porque el verdadero bautismo de Jesús es en el Espíritu para ser profeta del Reino de Dios; esta es su llamada, su unción y todo aquello que marca una diferencia con el mundo a superar del AT. Se ha señalado, con razón, y cualquiera lo puede leer en el texto, que la manifestación celeste del Espíritu Santo y la voz que “se oye” no están en relación con el bautismo, que ya ha ocurrido, sino con la plegaria que logra la revelación de la identidad de Jesús. El Hijo de Dios, como los profetas, por haber sido del pueblo y vivir en el pueblo, necesita el Espíritu como “bautismo” para ser profeta del Reino que ha de anunciar.