miércoles, 3 de febrero de 2010

Navega mar adentro y echa las redes.

Evangelio de Lucas 5, 1-11
1En una oportunidad, la multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios, y él estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret.   2Desde allí vio dos barcas junto a la orilla del lago; los pescadores habían bajado y estaban limpiando las redes.  3Jesús subió a una de las barcas, que era de Simón, y le pidió que se apartara un poco de la orilla; después se sentó, y enseñaba a la multitud desde la barca.
 4Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Navega mar adentro, y echen las redes».
5Simón le respondió: «Maestro, hemos trabajado la noche entera y no hemos sacado nada, pero si tú lo dices, echaré las redes».
6Así lo hicieron, y sacaron tal cantidad de peces, que las redes estaban a punto de romperse.  7 Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que fueran a ayudarlos. Ellos acudieron, y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.  8Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús y le dijo: «Aléjate de mí, Señor, porque soy un pecador».  9El temor se había apoderado de él y de los que lo acompañaban, por la cantidad de peces que habían recogido; 10y lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: «No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres».
11Ellos atracaron las barcas a la orilla y, abandonándolo todo, lo siguieron.



COMENTARIO
Creo que para muchos de ustedes, el evangelio del próximo domingo tiene un gran significado.  Lo recuerdan… Jesús me dejó inquieto…
Veamos un poco el Evangelio de Lucas.  Tres elementos importantes a resaltar:

1.         La multitud se amontonaba alrededor de Jesús para escuchar la Palabra de Dios. Escuchar la Palabra de Dios… Como puede cambiar la vida de las personas el “simplemente” escuchar…  Este gesto, esa decisión de escuchar la Palabra viva de Dios produce algo especial en nuestras vidas; las transforma, las confronta, las renueva, las orienta, las ilumina, la purifica.  Ese encuentro con la Palabra hizo que Pedro dijera: “si Tú lo dices, las echaré”, a pesar de que para el pescador era algo imposible (ya que lo habían intentado toda la noche y no habían conseguido nada), pero con la confianza en lo que Jesús le decía, se dejó sorprender por Él. 
La palabra de Dios también nos interpela, nos confronta y es por eso que Pedro dice: “Aléjate de mi Señor, porque soy un pecador”.  Dios nos habla al corazón, nos ayuda a reconocernos y a alcanzar la santidad paso a paso.

2.        Navega mar adentro y echen las redes.  Vayamos a lo hondo, a lo profundo, mar adentro; no nos quedemos en la orilla, ya que al ir mar adentro encontraremos aquello que buscábamos y no sólo eso, sino que también podremos realizar nuestra vocación.  Sólo al echar las redes en lo profundo podremos pescar.  No tengamos miedo, ya que a veces lo profundo puede ser desconocido y sentirse inseguro para nosotros (ya que la orilla es más segura y familiar), pero al adentrarnos descubriremos mucho más que quedándonos en la orilla.

3.        No teman, de ahora en adelante serán pescadores de hombres. Jesús escoge a personas de carne y hueso, a personas imperfectas que son perfectas para su misión.  ¿Cuál será mi vocación? ¿Cómo seré yo pescador de hombres? ¿En nombre de quién echaré las redes?  ¿Seré capaz de dejarlo todo para seguirlo?  NO TEMAS, AHORA ERES PESCADOR DE HOMBRES.  AHORA ERES TÚ EL LLAMADO A LLEVAR EL AMOR DE DIOS A LOS HOMBRES; AHORA ERES TÚ EL LLAMADO A PRESENTAR AL DIOS DE LA VIDA; AHORA ERES TÚ EL LLAMADO A SER TESTIGO DEL EVANGELIO EN TU VIDA COTIDIANA Y EHCAR LAS REDES EN NOMBRE DE JESÚS. 

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