lunes, 19 de octubre de 2009

Mc. 10, 46-52

EN SEGUIDA COMENZÓ A VER Y LO SIGUIÓ POR EL CAMINO

46 Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego– estaba sentado junto al camino.

47 Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!».

48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten piedad de mí!».

49 Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron: «¡Animo, levántate! El te llama».

50 Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.

51 Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?. El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver».

52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.


COMENTARIO
Tengo que confesar, que éste es uno de los pasajes que más me gusta de Marcos. Interesante como en el capítlo 8, nos narra el autor la curación de un ciego de Betsaida, con el cual pareciera que no hizo del todo bien el trabajo Jesús, ya que necesito una doble intervención de Él, para recobrar la vista. Es con ese ciego con quien comienza un camino de discípulo, como aquel que esta iniciando, como aquel que ve pero borroso, aquel que empieza a descubrir...

Pasamos por todo un importante recorrido, Cuando pero le dice Pedro a Jesús "Tu eres el Cristo", después de haber preguntado "quién dicen que soy yo?; contrasto Jesús la afirmación de Pedro con el primer anuncio de su pasión; luego nos dijo Jesús que habia que Negarse a sí mismo y tomar la cruz; Hay un acontecimiento importante al inicio del capitulo nueve... la transfiguración, donde Jesús nos dice que hay algo más... que su vida no terminará en la muerte, sino que será exaltado y resucitará. Y así, fuimos haciendo todo un camino para formarnos como discípulos junto al Maesto (Rabbuní) a través de los capítulos 8, 9 y 10, para terminar con éste evangelio.
Ahora el ciego le grita a Jesús, lo busca, le pide que llegue con él. Jesús lo llama y luego le dice ¿Qué quieres que haga por ti? Y él responde "Rabbuní que vea." Y en seguida comenzó a ver y lo siguió.

Es después de haber hecho todo éste recorrido junto a Jesús, que cada uno de nosotros se siente impulsado a llamarlo, a decirle "Jesús, ten compasión de mí", para luego escuchar como Él nos llama y nos dicen los discípulos "ánimo, levantante, TE ESTÁ LLAMANDO" y nos pregunta: "¿QUÉ QUIERES QUE HAGA POR TI?" y no tengamos miedo de responder... MAESTRO QUE VEA, para así poder empezar a ver, a descubrir, a comprender el mensaje de Jesús, a poder verlo y al tener todo totalmente claro... decidir seguirlo.

No tengamos miedo de pedirle a Jesús que nos recobre la vista y sintamonos dichosos de ser siempre escuchados y de haber recobrado la visión, la capacidad de ver el mundo desde los ojos de Jesús y de ser ahora capaces de seguirlo.

Termino con una reflexión del Padre Juan José Palomino
Recordemos el itinerario, que sigue Bartimeo, para que lo llevemos cada uno de nosotros a nuestrapropia vida. Estos son los pasos:

1° Un grito de auxilio. ¿Cuáles son nuestros gritos? ¿Pedimos misericordia o nos contentamos con
luchar por una mejor calidad de vida? Detrás de muchas de nuestras zozobras, de nuestraspreocupaciones por encontrar relaciones afectivas satisfactorias, un trabajo estable, una mayor armonía social, hay con frecuencia un verdadero clamor. Aspiramos a que nuestras heridas sean curadas. Deseamos ver,

2° Viene luego la llamada de Jesús a través de sus muchas mediaciones (atención, porque el texto de Marcos dice expresamente que "lo mandó llamar") ¿Cuáles son hoy las mediaciones a través de las que Jesús nos llama? ¿Qué acontecimientos constituyen hoy para nosotros la voz de Jesús?

3° Cuando uno se siente interpelado por él, entonces suelta, salta y se acerca. Estos tres verbos indican tres aspectos de la aventura de la fe: soltar todas las amarras (prejuicios, hábitos dañinos, actitudes de autosuficiencia), saltar (dejarse estremecer por la sorpresa, experimentar la alegría de ser mirado y llamado por Jesús, disfrutar de su presencia) y acercarse (ponerse a tiro, sentirse inundado por su cercanía).

4° La confianza en Jesús produce la curación. Consiste en una nueva capacidad para ver la realidad como él la ve, para reconocerlo como Maestro, para poder plantear la vida como un seguimiento. El camino se convierte en una aventura apasionante para aquellos que durante mucho tiempo no han podido caminar, como el ciego Bartimeo.

Pedimos al Señor que sepamos reconocer su acción salvífica con nosotros y nos ayude a vivir en positivo, haciendo nuestro el salmo, que hoy cantamos: "El Señor ha estado grande con nosotros; por eso estamos alegres".

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