lunes, 16 de noviembre de 2009

Todo el que es de la verdad, escucha la voz de Jesús y le sigue.

 Jn 18, 33-37





33 Pilato, entonces, entró de nuevo en el palacio, llamó a Jesús y le preguntó:
—¿Acaso eres tú el rey de los judíos?
34 Jesús le contestó con otra pregunta:
—¿Se te ocurrió a ti esa idea, o alguien te ha hablado de mí?
35 Pilato le contestó:
—¿Me ves cara de judío? La gente de tu mismo país y los sacerdotes principales son los que te han entregado. ¿Qué fue lo que hiciste?
36 Jesús le respondió:
Yo no soy como los reyes de este mundo. Si lo fuera, mis ayudantes habrían luchado para que yo no fuera entregado a los jefes de los judíos.
37 —Entonces sí eres rey —replicó Pilato.
Y Jesús le contestó:
Si tú lo dices... Yo, por mi parte, vine al mundo para hablar acerca de la verdad. Y todos los que conocen y dicen la verdad me escuchan.

Comentario


  •      Una escena desconcertante
Pilato no da crédito a lo que ve. Jesús, por su parte, acoge irónicamente el título de “rey de los judíos” (título que nunca fue una formulación mesiánica cristiana) en el momento en que, preso, es un juguete del poder romano. Siente en su interior el poder paradójico del que ha venido a servir para promover una vida digna para todos, la misma dignidad que él muestra en el juicio. Mientras el patio exterior del pretorio es un hervidero de gritos frenéticos de odio, en la estancia interior del interrogatorio Jesús traspira serenidad y paz. Es dueño y señor de la situación. El que siempre habló con autoridad, dará su última lección magistral desde lo alto de la cruz muriendo en comisión de servicio e inaugurando oficialmente su realeza.
  •      Discípulos, no súbditos
El diálogo introducido por el evangelista enfatiza el tema de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha la voz de Jesús y le sigue. Él es la verdad hecha carne, la palabra del testigo fiel, del que vino para dar testimonio de la verdad. Nos muestra y revela la verdad acerca de Dios, la verdad que hace pensar y que ayuda a vivir.
Curiosamente, en el diálogo se invierten los papeles: el acusado pregunta como si él fuera el juez y el prefecto romano se ve sometido a juicio. Ha comenzado el juicio de este mundo, en el que el Príncipe de la mentira será derribado. Ha llegado la hora del compromiso con la verdad: todos los sellados con el INRI de la cruz, proscritos y postergados, serán rehabilitados.
  •      Cuando servir es reinar
Sólo los que están a favor de la verdad, como los niños que lo aclamaron a su entrada en Jerusalén, pueden captar la realeza de Jesús. La fiesta de Cristo Rey es también la de todos los bautizados, invitados a participar del reinado de Dios: reino de verdad y de vida, reino de justicia y de paz.
El mejor homenaje en el día de su fiesta: reconocerlo como Señor en la comunidad de los hermanos, allí donde todos puedan sentarse a la mesa de la palabra y del pan. En la cátedra señorial del servicio, donde la autoridad personal del ejemplo sustituye al ansia de poder y de dominio.

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